jueves, 15 de julio de 2010




Lago de Nicaragua

El lago más grande de Nicaragua tiene diferentes nombres: las tribus indígenas lo llamaban Cocibolca, los conquistadores españoles le llamaban La Mar Dulce, los granadinos le llamaron Lago de Granada, y hoy en día es generalmente conocido como el ‘Lago de Nicaragua’. Su superficie es de 8,264 Km², y está localizado en la zona sur oriental del país (con costas cercanas al Pacífico). Este lago de forma ovalada no está contaminado, relativamente, a pesar de algunos serios problemas ambientales que representan reales amenazas para su futuro. Abajo pueden leerse algunos de los más interesantes aspectos del lago, entre ellos su belleza natural, sus habitantes únicos y sus amenazas ambientales.

Cocibolca: un imponente cuerpo de agua

Las tribus indígenas que habitaban el lago y le llamaban Cocibolca (palabra de origen náhuatl) lo utilizaban para muchos propósitos prácticos: los peces proveían alimento y el agua fresca era usada para el consumo y limpieza. El agua también podía servir para la irrigación de cultivos y las múltiples islas del lago representaron una buena y segura área para habitar. Los primeros conquistadores españoles que observaron el gran lago pensaron que éste era un océano de agua dulce, y es comprensible pues presenta algunas peculiaridades similares: olas relativamente grandes, eventuales fuertes tormentas y nada más que agua en el horizonte desde muchas perspectivas. Este lago, uno de los más grandes de América Latina y el décimo en todo el mundo, fue durante muchos años un enlace importante entre el interior de Nicaragua y el Mar Caribe, y la ciudad colonial de Granada, localizada en la zona noroeste del lago, fue la primera ciudad establecida por los conquistadores en Nicaragua, en el año de 1524. Al modernizarse los métodos de transporte, el lago perdió su gran importancia como enlace entre el Océano Pacífico y el Mar Caribe, pero su belleza natural e importancia ambiental son cualidades que le otorgan una gran importancia para Nicaragua y para Centro América como región.

El Lago de Nicaragua forma parte del bacín de drenaje internacional más grande de Centroamérica, y junto con el Lago de Managua y el río San Juan forma un valle tectónico con un área de más de 41,000 km². El lago no es muy profundo, tiene apenas una profundidad promedio de 13 metros. Las lluvias y la entrada de numerosos ríos alimentan al lago, y éste drena su agua únicamente por el río San Juan. A pesar de su cercanía con el Océano Pacífico (distante apenas unos 20 Km. en algunos puntos), ambos no tienen conexión alguna. Por otra parte, el río San Juan sí conecta al lago con el Caribe, ubicado a más de 100 Km.

Actualmente hay cuatro puertos principales en las costas del Lago de Nicaragua: Granada, San Carlos, San Jorge y San Miguelito. A pesar del tamaño del lago, de sus conexiones con el Mar Caribe y su cercanía a las costas del Pacífico, el sistema de transporte está muy mal desarrollado en realidad.

Islas e isletas




La naturaleza en el lago y sus alrededores

Ecológicamente, el Lago de Nicaragua es un elemento clave en el paisaje nicaragüense. No sólo proporciona un hábitat para la espectacular fauna acuática, sino que también es una fuente importante de agua para la vegetación localizada sobre sus costas insulares y de tierra firme. Con un perímetro de 425 kilómetros, esa línea costera es enorme y pueden encontrarse a lo largo de toda ella varios tipos de ecosistema. Al sur y sudoeste se despliega el frondoso bosque tropical húmedo, y hacia el este, norte y oeste del lago lo hace el bosque tropical seco. En esa región, el bosque tropical seco, sin embargo, ha sido sustituido por tierra forestal y agrícola de segundo crecimiento.

La vegetación es densa en la mayor parte de las islas e isletas del lago, y consiste en bosque tropical seco. Pero en dos cimas en el área, en los volcanes Maderas, de Ometepe, y Mombacho en las costas del lago cerca de Granada del lago, se presenta también un ecosistema singular. Estos son los únicos dos sitios de la costa del Pacífico nicaragüense en los que se puede encontrar el bosque de nebliselva, en el que la flora y fauna es simplemente impresionante.

Miles de diferentes especies de animales viven en el lago o muy cerca de sus aguas. Los más fáciles de observar son las aves, que se alimentan de peces, plantas y otros animales acuáticos. Las aves pueden ser observadas en todos los sectores del lago, pero son sobre todo abundantes en las islas e isletas. Aves zancudas como garzas y garcetas, a menudo graciosamente de pie a orillas del agua, y grandes grupos de cormoranes pueden verse mientras cazan o mientras permanecen inmóviles al sol, secando su plumaje. Aves de presa como halcones y milanos también cazan en los alrededores del lago. Cientos de otras especies pueden verse en el área, pero para quienes gustan del avistamiento de aves algunos puntos ideales para observar una enorme variedad de pájaros son el río Istián en la isla de Ometepe, el archipiélago de Solentiname y las Isletas de Granada.

Quizá el aspecto natural más interesante del Lago de Nicaragua es la fauna subacuática del mismo. Más de 40 diferentes especies de peces viven en el lago, incluyendo 16 especies de mojarras. En 1995, un reporte científico estimaba que las mojarras nativas constituían el 58% de la biomasa del lago. El estudio consideró también que estas especies eran las mayormente explotadas, por lo que su población podría haber disminuido en la actualidad (mirar ese reporte aquí).

El habitante más famoso del lago, sin embargo, es el así llamado ‘tiburón de agua dulce’. Este enorme pez, el Carcharhinus leucas, es generalmente conocido como el tiburón toro del Caribe. La alta tolerancia de este tiburón al agua dulce le permitió adaptarse al agua del río San Juan, lo que a su vez le dio acceso al Lago de Nicaragua. Aunque en un principio estos viajaban entre el lago y el Caribe, los tiburones más jóvenes fueron adaptándose mejor hasta llegar a ser capaces de reproducirse en agua dulce. Así, el tiburón de agua dulce se convirtió en un habitante permanente del lago. Debido a su agresivo comportamiento (se conoce que el tiburón toro ataca a las personas) éste simbolizó un residente muy temido por los pescadores en el lago. Sin embargo, durante el gobierno de la dinastía Somoza, una planta procesadora de aletas de tiburón fue instalada en el nacimiento del río San Juan. Miles y miles de tiburones fueron capturados y asesinados cada año por esa planta de nacionalidad japonesa, y la población de tiburones descendió bruscamente. Hoy en día, se estima, apenas unos pocos tiburones sobreviven tímidamente y esta especie no es más un depredador temido en las aguas del gran lago. De hecho, el animal se convirtió en una legendaria figura que a menudo se le menciona relacionada con el lago, aunque no se le observa más. Los últimos reportes periodísticos de avistamiento de tiburón datan del año 2000, y aunque los habitantes de las orillas del río San Juan aseguran haber visto tiburones de vez en cuando, las pocas investigaciones científicas recientes consideraron que la población del tiburón de agua dulce está virtualmente desaparecida.

Otro pez interesante del gran lago y en peligro de extinción es el pez sierra (Pristis perotteti) y el pez espada (Pristis pectinatus). El gaspar, otra especie similar al pez sierra, es tradicionalmente comido como plato típico durante la Semana Santa en Nicaragua, por lo que también se encuentra en riesgo de extinción.

Otro fenómeno natural del Lago de Nicaragua es que su larga y plana superficie permite fuertes corrientes de viento que finalmente alcanzan las costas. En la costa sudoccidental del lago, particularmente, prevalecen vientos fuertes, y es debido a esta particularidad que actualmente se investigan algunos proyectos de molinos de vientos. Considerando la dependencia de Nicaragua en las importaciones de petróleo para producir energía, tales proyectos son dignos de consideración por su potencial para bajar los precios de la electricidad y crear una fuente de energía renovable y limpia. Con una costa ventosa de más de 100 kilómetros, las posibilidades son definitivamente muchas.

Amenazas ecológicas y ambientales

A pesar del enorme ecosistema habitante en o en los alrededores del lago, a pesar de su potencial importancia como fuente de agua potable y a pesar también de su gran atracción para el desarrollo del turismo ecológico y sostenible, el Cocibolca enfrenta problemas de contaminación que podrían volverse muy graves en un mediano plazo (y corto plazo en algunos aspectos), si no se toman las medidas necesarias. Sin embargo, aunque tal situación ha sido públicamente señalada y denunciada por instituciones, organizaciones, expertos y ciudadanos comunes aún no se ha impuesto un verdadero plan nacional de conservación de este bellísimo cuerpo de agua.

Los problemas principales que enfrenta el Lago Cocibolca en materia de contaminación son tres. Aunque cada uno de ellos es hasta el momento posible de controlar o eliminar, lograr hacer esto requiere de mucha organización y compromiso por parte de todas las autoridades involucradas y la población en general.

El primer gran problema y fuente de contaminación para el Cocibolca son los desechos de las zonas urbanas asentadas a lo largo de toda su cuenca. A pesar de la evidente contaminación que de esto resulta, grandes ciudades como Granada, Rivas y Juigalpa, y decenas de otros pequeños pueblos costeros, aún vierten sus aguas negras, aguas residuales municipales o incluso residuales industriales en el lago, ya sea directamente o a través de ríos que en él desembocan. A la par de esto, las zonas costeras de estos centros urbanos se ven cubiertas por desechos sólidos putrescibles o no biodegradables.

El segundo gran problema viene relacionado con la producción agropecuaria en los territorios costeros. Nicaragua es un país altamente productivo, y las fértiles costas del lago son un sitio ideal para las actividades de cultivos y ganadería. Desde las costas de Chontales, Boaco y Rivas, las haciendas ganaderas generalmente no contemplan ninguna medida de protección del lago, al cual contaminan con enormes cantidades de sedimento y fertilizantes (estiércol). Por otro lado, y esto es aún más dañino, las haciendas agrícolas cercanas están provocando el envenenamiento de las aguas y sedimentos del lago debido al uso de agroquímicos, que son arrastrados por ríos o cauces y drenajes naturales. Este segundo problema tiene mayor impacto en la zona sur del lago, por los cultivos tanto en la zona costera nicaragüense como en las cercanas haciendas del vecino país Costa Rica, desde donde provienen ríos que desembocan en el Cocibolca.

El tercer gran y polémico problema de contaminación se debe a la recién introducida producción de peces extranjeros en jaulas flotantes dentro de las aguas del Lago. Aunque la empresa de capital extranjero que desarrolla esta actividad logró obtener los permisos gubernamentales necesarios y ya empezó la producción, desde siempre ha habido un abierto rechazo y crítica de la actividad por ecologistas, organizaciones sociales y comunales. El problema, según señalan los críticos, es que la enorme cantidad de peces Tilapia produce también una enorme cantidad de heces que debe descomponerse en el lago; además, según algunos biólogos, la Tilapia trae consigo enfermedades que son muy nocivas para los peces autóctonos, que no están preparados para enfrentarlas.

Actualmente resulta muy necesario que las autoridades nacionales logren implantar medidas que hagan superar estos problemas señalados, y otros tantos problemas que vienen ligados a los mismos. Ya algunas organizaciones y entes se están pronunciando y promoviendo la protección del Lago de Nicaragua, pero falta que este tema pase a tomar un lugar importante en la agenda nacional.

Además del potencial turístico del Lago, también se le contempla como una importantísima fuente futura de agua potable para consumo nacional y para exportación. El Centro de Investigación de los Recursos Acuáticos (CIRA-UNAN) señala en un documento que el Cocibolca descarga 478 metros cúbicos de agua cada segundo a través del Río San Juan (datos registrados por el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales – INETER), es decir, 41.3 millones por día. Si un volumen similar de agua potabilizada pudiese ser comercializado en el futuro, el Lago pasaría a ser una importantísima y renovable fuente de divisas. Con tal argumento, el CIRA llama a no permitir la contaminación del Lago por empresas y productores privados.

Hoy en día, la UNESCO ya recibió por parte del gobierno de Nicaragua una petición para declarar al gran Lago de Nicaragua o Cocibolca como Patrimonio de la Humanidad, lo que entusiasma mucho a las autoridades de los centenares de municipios ubicados en su cuenca. En necesario que estas autoridades nacionales y locales, y cada nicaragüense y extranjero que aprecie al Cocibolca, también se entusiasmen y actúen para protegerlo de sus amenazas.






1 comentario:

  1. hola tania me gusta tu blogs esta muy colorido las fotos estan bonitas segui adelante lo estas logrando

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